Esto lo podemos conseguir con una lente convergente, situando el objeto a una distancia de la lente menor o igual que la focal. De hecho la visión con el ojo relajado (sin acomodación) se producirá situándolo justo en el foco, pues su imagen se producirá en el infinito.
De hecho el tamaño de la imagen que se forma en la retina depende del ángulo que subtiende, con lo que simplemente acercando el ojo al objeto lo veremos con más detalle. El problema estriba en que a partir de una distancia mínima, llamada distancia próxima (unos 20 cm) el ojo normal no consigue enfocar, así la lupa, creando una imagen virtual, en el mismo lado de la lente que el objeto, pero mayor y más alejada, hace que el ojo pueda acercarse más al objeto y subtender un ángulo mayor, lo que proporcionará una visión de más detalle.
